¿A que será que se nos parece?

Una inocente perra,
que perdió varios hijos en la guerra.
Cansada de trancazos,
con muy sana intención.
Propuso la fusión
de la raza canina
con la raza felina.
Tan bello pensamiento
se acogió por los gatos al momento;
el que quedo mordido,
relego sus heridas al olvido;
y el que quedo arañado,
juro olvidar cuanto le había pasado.
Se abrazaron los gatos y los perros
y, por llanos y cerros,
corrieron, publicando
la fusión de que estaban disfrutando.
Perros aristócratas
gritaban, palmoteando con las patas:
"¡Viva la libertad!".
Y "¡Viva la igualdad!"
gritaba, ufana una gatita oscura,
que le daba por ser de sangre pura.
Ya todo estaba hecho,
igualdad en la ley y en el derecho;
los cargos concejiles,
los destinos civiles
y aquellos que manejan los caudales
se partirán en lotes casi iguales.
El bello pacto convenido estaba;
solamente faltaba
la sanción, que al estomago compete,
y con tal fin se organizo un banquete.
Los perros, con fineza,
condujeron las gatas a la mesa;
los gatos, muy atentos;
a las perras brindaron los asientos.
Apenas se sentaron
y los primeros tragos apuraron.
Un imprudente gato
tiro las uñas a un famoso plato.
Un apuesto lebrel
agarro con los guantes el pastel;
y la gata vecina
se llevo una gallina;
un perro, grave, les grito: "¿que es eso?"
y se llevo de un tajo medio queso.
"¡Orden, Orden!" grito un gato asombrado,
y se llevo el asado...
De gatos y de perros un millón
saltaron al jamón
y se armo una perrera,
revuelta con gatera,
que el mismo satanás
¡en sus dominios no la vio jamas!
No quedo ni una copa,
ni sopera, ni sopa,
ni una triste aceituna,
ni de vianda o bebida parte alguna.
Apenas acabaron
de destrozar los postres, se agarraron
a pelear en el acto
para borrar con sangre el bello pacto.
Y un solo bando, al fin
recogió los despojos del festín.
Es muy posible, de este caso infiero,
que haya olvido y perdón y amor sincero,
pero al llegar al queso y al jamón
ni el demonio mantiene la fusión.

Francisco de Sales Perez